28.5.12

FELIPE GONZÁLEZ, MÁS REFORMISTA QUE SOCIALDEMÓCRATA.

1. PREÁMBULO.

Este ensayo acerca de la figura de Felipe González se debe a mi trabajo en la asigntura de Historia del Mundo Actual, la cual me impartió el Doctor Soto Carmona en la Universidad Autónoma de Madrid. La figura de Felipe González no es que sea de mis favoritas dentro de la historia Española del siglo XX, pero si tengo que valorar que fue el presidente que inició la democracia como sistema político asentado en nuestro país, y que ha sido el presidente que más años ha estado en el poder del estado mediante las hurnas. Por ello, quiero dedicar mi entrada semanal a este gran político que siempre se guió más por sus ideales que por los de su partido. Felipe González. 

Para la realización de este ensayo he leído el libro del Doctor Soto Carmona "Felipe González, más reformista que socialdemócrata", de las ediciones Universidad Nacional de Educación a Distancia.  Espero que les agrade.


2. INTRODUCCIÓN: LA TRANSICIÓN Y LA FIGURA DE FELIPE GONZÁLEZ.


España vivió durante casi cuarenta años una dictadura militar personalista protagonizada por el general Francisco Franco Bahamonde. Fue después de una guerra civil que desangró España cuando se instauró este régimen totalitario de corte fascista en nuestro país. Un estado caracterizado por el control social, por la falta de libertades, por el control de la economía y por unas instituciones bien definidas que vertebraban el país. Fue con la muerte del dictador Francisco Franco en 1975,  cuando su sucesor tomó cargo de jefe del estado, su majestad el rey Don Juan Carlos I de Borbón. Este se propuso instaurar la democracia en nuestro país. De la mano de Adolfo Suarez se reformó el sistema de estado hasta conseguir una delicada democracia que sufrió sus atentados como el del 23 de febrero. Pero legislatura a legislatura la democracia se iba fortaleciendo. El primer presidente democrático fue Adolfo Suarez, del partido de UCD, tras él, su mano derecha, Leopoldo Calvo Sotelo. Con la caída de UCD y el ascenso de Alianza Popular en el Congreso se produjo un cambio de gobierno hacia la izquierda. El PSOE ganó las elecciones generales con la presidencia del sevillano Felipe González.  El presidente socialista comenzó un programa de reformas y  de progreso enorme.  Tuvo que hacer frente a huelgas generales,  a grandes crisis económicas, como la del 92 y la del 96,  a casos de corrupción,  al famoso caso GAL, al caso Faisán y demás. Todo esto, además de una oposición feroz, fue el motivo de su declive, ganando en las elecciones de 1996 el partido popular encabezado por José María Aznar. Los gobiernos socialistas de Felipe González fueron los más numerosos de toda la democracia.  El gobierno de Felipe González tuvo que hacer frente a una sociedad que demandaba una política social muy grande, tras años de represión y de falta de libertades y derechos se quería todo lo que en cuarenta años no se había dado. Se puso en marcha una gran agenda, antes dicha, muy reformista. Las leyes de educación, mejoras de las infraestructuras de transporte, la sanidad,  un sistema económico liberal, enormes gastos en ciencias e innovación,  un ejemplo de esta última fue la Expo del 92.  En política exterior fue gran defensor de una relación estrecha con Europa, con su gobierno de produjo la permanencia de España en la OTAN,  y en política antiterrorista se produjeron negociaciones con ETA. Terminó en 1996 su etapa, desde 1982, fue presidente del gobierno de España.  No sería hasta 2004 que los socialistas volverían a la Moncloa, esta vez personificada en José Luis Rodríguez Zapatero, que será presidente hasta el 2011.


3.    Ideas Generales del Texto.

El capítulo del libro Historia del Presente, del doctor en Historia Contemporánea y catedrático de Historia en la Universidad Autónoma de Madrid, Alvaro Soto Carmona, “Felipe González, mas reformista que socialdemócrata“ habla de la figura de Felipe González en su papel como jefe del gobierno de España durante los primeros años de la joven democracia española. Tratando a un Felipe González con aspiraciones más reformistas y de progreso que con ideas  socialistas pragmáticas del partido al que representaba.

La transición fue un hecho histórico que algunos califican como un acto  revolucionario, otros inciden en que fue una evolución progresiva de un sistema totalitario a un sistema democrático, y otros lo llaman,  y es de un tinte muy español, la ruptura del antiguo franquismo.   Pero el asentamiento de la democracia en España fue un proceso muy difícil y complicado, supuso una reforma total del sistema del estado y esto no fue posible solo a una reforma política, sino también a una reforma  social. La clase política tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos, y la clase social, una sociedad que demandaba una libertad negada en casi cuarenta años, pero que convivía con otra parte de la sociedad que miraba con melancolía y nostalgia lo que el tiempo se llevaba. Muchos personajes de la política que pasaron de márgenes franquistas a democráticos, es el caso de la figura del recientemente fallecido Manuel Fraga Iribarne. Este cambio de mentalidad, esa apertura al nuevo sistema y la concepción de progreso en nuestro país fue clave para entender como se sentaron las bases de nuestro sistema político actual.

Los partidos políticos tuvieron que  renovarse también. En estas líneas tenemos que hablar de la creación de nuevo partidos como UCD, el partido de Adolfo Suarez que se proclamo voz del centro democrático español. Su discurso moderado y el miedo que la nueva sociedad democrática tenía a los extremos políticos, además de que en una sociedad sin una cultura política asentada se tiende a votar a la personalidad y carisma del político y poco a sus ideas, le hicieron ganador de las primeras elecciones democráticas de la historia reciente de nuestro país. Pero es el PSOE el partido político que ha de llamar nuestra atención durante este análisis. El partido de Pablo Iglesias había venido sufriendo transformaciones a lo largo del franquismo y con la llegada de la transición el cambio fue enorme. 

La acción del partido fue bilateral, con una acción interior y otra exterior a nuestro país. Sería con el congreso de Suresnes  que se produciría la renovación del PSOE. Pero no solo en organización, dado que se restableció de nuevo el sistema tradicional de secretaría General del Partido, sino que también se empezó a definir una planificación y visión política más renovada. Todo ello con el afán de acercarse cada vez más a la realidad política española.  Es aquí donde entra la figura de nuestro hombre, Felipe González. A raíz de este congreso del PSOE fue nombrado Secretario General, en torno a su persona se empezará a articular un nuevo Partido Socialista con unos proyectos y estrategias distintas a las que se habían venido dando con anterioridad. Pero Felipe González no fue el único político que podía haber ocupado la dirección del PSOE, es más, según el propio González llegó al cargo por “exclusión“ . El otro personaje que se vaticinaba para el cargo era el secretario de UGT, Nicolás Redondo.   

El ideal que se alcanzo en el congreso de Suresnes era el de transformar el sistema español, de un sistema capitalista y la sociedad capitalista, a una socialista mediante la cesión del poder político y económico al trabajador.  Estos cambios en el partido, seguidos también de cambios estructurales e ideológicos como el abandono del marxismo y de los ideales radicales  que hasta entonces habían sido un rasgo característico del partido, supusieron también algunos desencuentros con propios militantes  y simpatizantes del PSOE. Estos hechos también supusieron el alejamiento del PSOE del PCE.  Estos cambios harían que en 1979  el material que movía a Felipe González para hacer política se alejaba de los idearios tradicionales del Socialismo  por unos reformitas y modernizadores.

Su espíritu regenerador, cargado de ideas de progreso y con un discurso nada radical que propugnaba el avance de la sociedad española a unos horizontes de progreso y bienestar social le hicieron imponerse como el líder indiscutible dentro de su partido y dentro de la política del momento. En 1982 Felipe González se hace con una arrolladora victoria con 202 diputados en el congreso y con el manejo de la acción parlamentaria. La llegada a la Moncloa de González su pondría un hito en la historia democrática.  Con la llegada de Felipe González al gobierno se emprendió una enorme tarea de reformas del sistema social, político y económico. Sus 202 diputados en la cámara, la caída de UCD, el apoyo parcial de IU a sus reformas y la gran crisis de la derecha española,  hablamos del partido de Fraga, Alianza Popular, le dieron plenos poderes para llevar a cabo una gran tarea de gobierno.  Solo será hasta 1993 cuando el desgaste de mas de una década de gobierno empezarán a pasar factura mostrándoles una merma en su electorado y teniendo que pactar con los nacionalistas catalanes, CIU, para poder formar gobierno. El hecho de que pactara con CIU y no con IU era un modo de no tender demasiado a la izquierda e intentar permanece en el centro de la izquierda mas reformista.  Será en 1996 cuando CIU se oponga a los presupuestos Generales del Estado y González se vea obligado a convocar unas elecciones que ganaría, después de 16 años de gobierno socialista, el Partido Popular de José María Aznar.

El hecho de que en 1982 el PSOE ganase las elecciones generales fue concebido para muchos como un auténtico hito histórico.  Felipe González siempre dijo que él iba a encabezar un gobierno de modernización, de cambio, de reformas y progreso. Es cierto que muchas de las acciones que llevó a cabo no estuvieron marcadas por la ideología del partido Socialista, sino por el afán de reformar el estado. El siempre dijo que el gobernaría por si mismo, y no bajo las líneas estrictas de su partido.  “Se gobernará desde Moncloa y no desde Ferraz“.  Desde su mensaje regenerador, hasta sus nuevas formas de hacer política, Felipe González encaminó su acción de gobierno a cambiar el país. Desde Moncloa se llevaron a cabo varias líneas de actuación gubernamental, los tres ejes cardinales del gobierno de González serían: El Progreso, la Unidad Nacional y la Paz Social.

Dejaremos el progreso para el final, dado que es donde más se muestra la acción arrolladora de las reformas modernizadoras del estado por Felipe González y su gobierno. La idea de paz social la tenía muy en mente nuestro sevillano. Estudiando la historia sabía que la democracia y los sistemas  de gobierno democráticos tenían que mantener una perfecta paz social. Por ello se propuso un objetivo el mantenerla y preservarla, se veía esta como un deber del estado, no solo para si, si no para la ciudadanía en su conjunto. Todo ello alejado de la cruenta represión que se había dado años atrás con el régimen Franquista. Una serie de leyes reformaron el sistema de seguridad pública. La reforma del sistema penitenciario fue una de las más importantes. Algunas de las medidas de este campo fracasaron, pero se supo rectificar a tiempo.  Precisamente es esa capacidad de aceptación del error cometido y la rectificación lo que hizo valiosa y de ejemplo la acción gubernamental. 

La idea de Unidad nacional se hace patente en los grandes acuerdos que el gobierno de Felipe González realizaba con los distintos partidos políticos. Era consciente que alcanzar un consenso llevaría a un estado más democrático además de asegurar la gobernabilidad. Acuerdos con el PP y con UCD fueron decisivos dentro de algunas materias que el gobierno impulsó. Dentro de estas podemos citar el estado de las Autonomías o la reforma del sistema de Justicia, algo que le valió de grandes críticas al politizar en exceso el sistema judicial  y deshonrarlo. Los conflictos con las nacionalidades históricas se sucedían en un ambiente caracterizado por el inicio del estado autonómico.  Pero es sin duda su línea de progreso la más importante de todas.  Desde que ganó las elecciones Felipe González tuvo en mente reformar el estado, pero se forma autónoma siempre dijo, no estaría atado a su partido. Esto le valió mas de un desencuentro con actores afines al PSOE como UGT, la cual apoyó manifestaciones por acciones del gobierno de González. El gobierno impulsó medidas muy innovadoras y modernizadoras del sistema de enseñanza, de la calidad de esta y de su organización  y la modernización y calidad de las universidades y del docente. Reformó el sistema de Salud, creando el Sistema nacional de Salud y asentando la seguridad social.  Afirmó el derecho a habeas Corpus y la defensa jurídica del acusado  y detenido. E intentó igualar al hombre y la mujer, una línea de actuación brillante que llevó a la creación del Instituto de la Mujer. También redujo la desigualdad social, en algunos casos con medidas fiscales. Y lo que le costó el desencuentro con UGT, su reforma del sistema de pensiones, que el tiempo le daría después la razón al socialista.  Una gran agenda en la que se puede ver como el título de este capítulo es bien cierto, Felipe González era un reformista, que miraba a  la reforma sin estar sujeto a su partido, a sus compañeros de ideología  y sin sentirse cohibido ante las miradas amenazadoras de la UGT y organizaciones afines.

Los gobiernos socialistas de Felipe González si fueron acusados y vistos en algunas circunstancias como un gobierno, un partido,  que buscaba una teoría totalmente democrática, pero en la práctica, un manejo absoluto del poder legislativo, y además con su medida de la politización del Consejo general del poder judicial, visto aun peor. Pero todo tenía su por qué. Felipe González pensaba que para la plena y buena gobernabilidad del país tenía que haber lo que el llamaba “Gobiernos fuertes“, pero, ¿Qué eran los gobiernos fuertes?. Cuando el secretario de los socialista hablaba de gobiernos fuertes se refería a que tuviera la mayoría absoluta del parlamento para no tener que pactar con las demás fuerzas políticas y para que su programa de gobierno pudiera realizarse sin tener que depender de los demás partidos y sus propios intereses. Esta intención de querer gobernar con grandes mayorías para evitar pactos no era muy bien vista por algunos sectores sociales, pero no podemos negar que la idea es totalmente cierta, cuanto mayor es el respaldo de un partido en las cámaras, más fácil es la tarea de gobierno y más fácil es gobernar. A todo esto se le sumo que legislatura por legislatura, Felipe González iba teniendo cada vez más poder dentro y fuera de su partido, llego un momento en el que ya no escuchaba consejos de nadie, solo hacia lo que el pensaba correcto. Esto se ve por ejemplo a la hora de la elección de ministros, antes de dejaba aconsejar, ahora ya solo seguía sus propias líneas.

En cuanto a la política exterior de los gobiernos de Felipe González tenemos que mencionar que era una política totalmente Felipista, es decir, era Felipe González el máximo arquitecto de la política exterior. Dentro del  análisis de este apartado no podemos dejar de nombrar los desencuentros que tuvo el sevillano con la OTAN.   En un principio como bien es sabido fue el gobierno de Felipe González el que se opuso claramente a la entrado de España en la OTAN, y fue objeto de gran crítica hacia su sucesor en el gobierno, Calvo-Sotelo.  Pero veremos con el presidente cambiaría poco a poco su discurso para volverse amigo de la permanencia de España en la OTAN,  cosa que  gran mayoría de sus ministros y fuerzas políticas apoyaban. Tuvo entonces que volver a convencer a los ciudadanos de lo que años antes él había estado criticando, para que en el referéndum que se realizó en 1986   se dijera “SI“ a la OTAN. Tras los esfuerzos, criticas por parte de su partido, de los sindicatos, e intensos debates en el congreso,  se puso fin al problema de la OTAN. 

Otro de los grandes casos a los que el presidente socialista tuvo que hacer frente fue el de los GAL. Fue un auténtico escándalo que salpicó de lleno al gobierno y al partido socialista, pero del que Felipe González quiso alejarse lo máximo posible. Todo un Ministerio del Interior realizando practicas muy sospechosas contra detenidos, desapariciones, torturas, discrepancias con los sindicatos policiales,  desapariciones,  problemas y irregularidades judiciales, escuchas y espionaje a los partidos políticos de la oposición. Todo un entramado del gobierno que supuso una de las grandes vías de desgaste del mismo por parte de la oposición conservadora.  Los GAL fueron un recurso utilizado por el gobierno socialista, llamada por el mismo presidente como “Terrorismo de respuesta“. Fueron mecanismos de la transición con los que se intentaba dar golpes profundos a  ETA, con practicas ilegales, que incluían desde secuestros hasta torturas. Los GAL querían desaparecer todo apoyo que tuviera ETA en el País vasco y en el sur de Francia, mediante un sistema de “guerra sucia“. Desde la gran disputa con el nombramiento de Barrionuevo, se produjeron actuaciones muy alejadas de la legalidad y de las normas de la moral, que se zanjarían con   la sentencia condenatoria del mismo ex Ministro  y de grandes cargos del Ministerio del Interior. No podemos obviar el hecho, como bien dice en su libro el doctor Soto Carmona, que este mecanismo gubernamental fue una legitimación en parte de las actuaciones de ETA, dado que también era el estado el que utilizaba ese tipo de practicas ilegales y fuera de la conciencia y de la idea de bien, además de un duro golpe al estado de derecho.

Para terminar analicemos las políticas laborales y el caso de Nicolás Redondo dentro del PSOE y de la UGT. Como bien sabemos fue un personaje esencial en la historia del PSOE moderno y de su formulación como primera fuerza de la izquierda, además de ser también clave en las políticas laborales y sociales del gobierno socialista. El hecho de que Nicolás Redondo dejase vía libre a Felipe González fue algo que con el tiempo sería agradecido por todos los socialistas, dado que se fue forjando un PSOE fuerte que se mantendría como la primera fuerza política de la izquierda española.  Con Felipe González a la cabeza del gobierno de España a partir de 1982 y con Nicolás Redondo al frente de UGT, se empezó a perfilar una política laboral y social que marcaría los años de gobierno socialista. Desde hacía ya tiempo Nicolás Redondo veía como el PSOE se iba distanciando poco a poco de las ideas de la UGT, su brazo de masas por excelencia, y era un tema que a Felipe González también preocupaba. Las primeras irregularidades venían por las listas que elaboró el PSOE andaluz para las elecciones del año 82, donde se incluían lideres de UGT. Pero en la primera legislatura socialista se volvieron a restablecer las relaciones y la buena comunicación con el gobierno, puesto que las políticas sociales y de empleo dieron grandes avances. Las reformas laborales en las que se fijaba por ejemplo los treinta días de vacaciones o las políticas de desempleo, así como la reducción de la jornada laboral hacían de un doble triunfo las medidas del gobierno, un triunfo sindicalista y gubernamental.  Pero esa relación de buena comunicación y de fluidez de ideas no sería pasa siempre, se empezó a deteriorar cuando la política de Felipe González comenzó a girar en torno a políticas que no gustaban en exceso a la UGT.  Cuando en 1984 el gobierno reformó el estatuto de los trabajadores realizando una flexibilidad laboral, la UGT entró en cólera. Fue para ellos un gran retroceso en materia laboral dado que a pensar del gran sindicato las relaciones de trabajo ahora serían manejadas por los empresarios y por lo que llamaban “poderosos“[6].  Ya en 1986 se produjo otro nuevo desencuentro por el sistema de pensiones,  el gobierno y el sindicato no se entendían con mucha claridad y esto llevó a que lideres como José Luis Concuerda abandonasen la UGT.


4.    Valoración y Juicio Personal.


En el capítulo podemos ver como el doctor Soto Carmona nos expone de forma bastante clara la situación en España tras la caída de la dictadura y como se afronta la nueva situación  democrática y la configuración de un escenario totalmente nuevo para la política española, pero ahondando en la historia socialista y en la figura de Felipe González.  El capítulo no deja de ser un genial estudio acerca de la historia de uno de los grandes partidos políticos de nuestro país, mostrando su evolución histórica desde la transición hasta el final del gobierno de Felipe González. Hemos de decir que este capítulo nos ha enseñado muchas cosas acerca del papel del PSOE durante la transición  y el establecimiento de la democracia, y sobretodo, de cómo fue la política de los primeros gobiernos socialistas. Nosotros desconocíamos de una manera bastante grande esa parte de la historia reciente de nuestro país, nuestro conocimiento era bastante reducido, pero hemos sabido valorar la figura de Felipe González en su contexto, y la del PSOE. La tesis del capítulo va en la línea de que Felipe González no fue siempre el candidato del PSOE a la presidencia del gobierno, se habla de una gran tensión en la cúpula socialista,  con la imagen de Nicolás Redondo, figura muy importante en la historia del Partido Socialista. Otra de las grandes ideas es, sin duda, que la política del presidente González era, pasa nuestra sorpresa, una política bastante personalista, se ve claramente cómo es él, el que toma las decisiones, él es el que  dirige la política bajo sus ideales y sus criterios propios, y no dejándose llevar por su partido, con el cual en muchas ocasiones chocó por este mismo motivo. Jamás hubiéramos pensando que Felipe González hubiera sido tan personalista en su política, se tiende a pensar que los políticos siempre siguen las líneas maestras de su partido, pero Felipe Gonzáles en muchos casos las omitió de lleno. El era reformista y seguía su criterio propio para alcanzar la modernidad del estado.  

El ocaso del PSOE en el gobierno de España se analiza de un modo brillante. Las políticas de González empezaron a decaer, los grandes casos de corrupción del gobierno,  las crisis económicas y su mal gestión, además de los escándalos políticos,  fueron una serie de elementos que iban desgastando poco a poco el gobierno, sin olvidar de la oposición feroz que el nuevo presidente del PP, José María Aznar, estaba llevando a cabo. Esta caída desde lo más alto es mostrada en el capítulo y es bien analizada. Se muestra al principio a un Felipe González presidente de España, que posee todo el poder del ejecutivo y del legislativo, y se llega a ver como una persona con un poder enorme y que nadie se lo puede arrebatar, por ello muchas de sus políticas eran de modo personalista, pero ve acabado su mandato por el gran desgaste y por la aparición de un partido que si podía hacerle competencia, el redescubrimiento de la derecha moderna del Partido Popular de Aznar. En sí el título elegido es el idóneo, dado que es cierto que Felipe González se guió más por su criterio propio que por su partido, y siempre dijo que lo que quería para España era el progreso, era dar pasos hacía delante, la reforma del estado. El siempre fue, un Felipe González, más reformista que socialdemócrata.




Héctor Linares González.
Estudiante del Grado en Historia 
Universidad Autónoma de Madrid.
Curso 2011/2012.
Hector.linares@estudiante.uam.es