26.4.12

Dahīs y Gabrā, las "Jornadas de los Árabes"


Sentimos mucho la falta de actividad de este último mes. Se acercan los exámenes y como comprenderéis, contamos las horas con cuentagotas. Aún así, he rescatado un comentario de un texto que leímos en la asignatura de al-Ándalus y el mundo islámico, que me gustaría compartir, por no dejar esto tan vacío y porque igual es de interés para alguno. Mil gracias al que se pase por aquí y soporte las parrafadas que tanto Héctor como yo ponemos. 

Se trata de un llamativo caso de vertebración histórica de una guerra propia en la Arabia preislámica. Lo que el texto describe es precisamente el inicio de esta guerra, por una cuestión tan nimia como puede ser una competición entre un caballo, Dahīs y una yegua, Gabrā, en “una carrera en la que el ganador recibiría 100 camellos”. Una tribu concreta, la tribu de Dhubyān, cuyo jefe era Hudhayfa ibn Badr, se encargó de preparar una emboscada, para cambiar el resultado de la carrera a su favor, y este acontecimiento marcó una fuerte enemistad con la tribu de ‘Abs, cuyo jefe era Qays ibn Zuhayr. El dueño de la yegua, miembro de la tribu de ‘Abs, exige un pago en compensación por la derrota, y ante la negativa de la tribu de Dhubyān, comienzan una serie de enfrentamientos, reflejados en el texto con las palabras “comienzan las escaramuzas”.
Este texto ilustra la beligerancia que se daba entre las tribus del territorio que conocemos como Península Arábiga, antes de la primera revelación de Allah a Muhammad y de la expansión del Islam, en lo que se conoce como la etapa de la Ignorancia, la Ŷāhilyya (الجاهليّة).  La tribu (qabila) era el fundamento sociológico común en ese vasto territorio. La comunidad subsistía gracias al apoyo mutuo y la articulación de alianzas o uniones entre tribus, legitimadas por la búsqueda, a priori o posteriori, de un antepasado común. Sin embargo, no existía ningún tipo de legislación o jurisdicción dentro de la tribu, y los enfrentamientos como el que se narra en el fragmento sobre esta carrera de caballos, se dirimían normalmente por medio de un círculo vicioso de violencia, la ley del talión. En otras palabras, ojo por ojo, diente por diente. Una retroalimentación de la violencia que generaba cierto malestar por conflictos inacabables, reflejada en el texto cuando, para cobrarse ese precio por las trampas, el jefe de la tribu ‘Abs asesina al hermano del jefe de la tribu contrincante y, literalmente “el jeque de los Dhubyān pide el precio de la sangre, es decir, la muerte del hermano de Qays (el jefe de los ‘Abs)” es decir, pide el cumplimiento del código o ley del talión. La tribu aseguraba también la defensa de cualquier miembro ofendido por otras tribus, de ahí que un conflicto tan nimio como podía ser el hecho de hacer trampas en una carrera de animales, supusiera un enfrentamiento abierto entre dos comunidades, durante, según la tradición, cuarenta años.
mapa de la Arabia Preislámica
Pero, aparte del propio funcionamiento de ese sustrato de organización social, de esa qabila, el texto denota la importancia de los árabes hacia ciertas cosas como el camello o la poesía. Es llamativo como la recompensa por ganar la carrera no es oro, u objetos de lujo, sino que son nada menos que 100 camellos. El camello, introducido en la Península Arábiga en el siglo XI a.C. resulta ser un animal de enorme utilidad en un medio tan hostil, como fuerza de transporte, pues es capaz de aguantar hasta una semana sin beber agua, y recorrer cantidad de kilómetros sin descanso. Además, su piel sirve para fabricar las jaimas, las tiendas familiares de la tribu. Por tanto, no es extraño que sea tan valioso como para suponer un importante premio, y motivo de disputa. El camello protagoniza, por otra parte, cánticos como el de Ka‘bibn Zubayr, en el poema de la burda, que eleva a la camella casi a la condición de un ser adorado, con bellas metáforas como “caminan sobre ella las garrapatas, pero su pecho/ y lisos flancos, las hacen resbalar; (…) de hocico aquilino, que destaca la vista entre sus orejas/ frente a la lisura de sus mejillas (…) con morenos tendones que le permiten trotar sobre los guijarros/ sin que sus negras pezuñas estén herradas” dejando clara la sensibilidad de esta sociedad pre-islámica hacia este animal, y por otra parte, dando cuenta del papel que la poesía tenía en esa misma sociedad. Los poetas aparecen de la misma forma como figuras de influencia en la qabila. Es llamativa la participación del poeta ‘Antara, por parte de una de las tribus, como participante en esa guerra, y que se recalque tanto ese hecho, o, como explica cuando “finalmente las dos tribus firman la paz, hecho celebrado por el poeta Zubayr”, posiblemente el mismo Zubayr que dedicaba esos versos a la camella, que se encargaba ahora de sellar la guerra. La poesía era una forma de mantener la propia memoria de las tribus, un sustrato cultural común que tenía gran relevancia incluso en concursos de cantos, danzas y poesías, como los que se celebraban en La Meca, donde los mejores poemas se colgaban en las paredes de la Ka‘ba, y que reflejaban el propio pensamiento que caracterizaba a los miembros de las tribus beduinas o nómadas, tratando temas como la transitoriedad del tiempo, o la falta de apego a las cosas materiales. No resulta extraño, pues, que los poetas, como ‘Antara, participasen, ya que eran los cronistas, los genealogistas y quienes manejaban la memoria de la tribu, al servicio del jefe de ésta. El poeta ‘Antara ibn Saddad, se consagró como un importante héroe prototipo de poeta-guerrero en defensa de la tribu ‘Abs, dedicándole también importantes halagos,   Sus versos recogían los principales acontecimientos y las líneas de pensamiento árabe, eran los transmisores de memoria, y de ahí su respeto como personajes importantes dentro de la qabila.
La Meca en la actualidad, a rebosar de peregrinos. También
en la Yahiliyya era un lugar de cierto estatus sagrado.  
Algo parecido ocurrió en la guerra de al-Basus, que también radica a partir de un hecho que actualmente nos parecería que carece de importancia, pues el objeto de discordia es un camello, guerra que lidera incluso un famoso poeta, ‘Amr Bnu Kulzūm, cuyas poesías eran bastante épicas, y que trata temas llamativos como la valentía de la mujeres, que llegó a enfrentarse con el rey de Hira por ofenderle sin miramientos con sus poesías, aunque también hace hincapié en temas tan profundos como la transitoriedad del tiempo. En su mu‘allaqāt más famosa, afirma “Pues la muerte ha de alcanzarnos: destinada nos está, y nosotros a ella”. Protagonizó la enemistad entre su tribu, Taglib, y la tribu Bakr, que desencadenó una guerra también prototipo de esos enfrentamientos tribales preislámicos. Enfrentamientos que se vertebraban en días importantes. Con la historia del enfrentamiento entre las tribus de ‘Abs y de Dhubyān, también se pone de manifiesto cómo se entendían y periodizaban las guerras, a partir de “días célebres”, que, aunque no aparece directamente en el texto, buscando un poco sobre el día de Dahīs y Gabrā es uno de los rasgos sobre los que llama la atención, por ejemplo, Mª Jesús Rubiera. Las guerras no se dividían en etapas, o meses, sino que las grandes batallas se daban en días con un nombre determinado, como el propio día de Dahīs y Gabrā, y esto se conoce como los Ayyām al-‘arab (los días de los árabes), que son relatos concretos sobre los conflictos bélicos en esa sociedad árabe.
Como conclusión, cabe decir que el relato sirve para entender, no solo la propia belicosidad interna entre tribus, sino la importancia de elementos determinados como el camello o el desierto, la presencia de los poetas y la poesía, y, en resumen, la forma de articulación de una sociedad definida también a raíz de un medio hostil, poco cohesionada, pero que mantenía algunos rasgos comunes que luego cristalizarían con la aparición del Islam, como el propio prototipo de árabe beduino. Incluso los propios califas Omeya fueron una extensión del sayyid, el encargado de dirigir esas tribus, un primus inter pares.

Bibliografía y fuentes en internet:

HOURANI, A. historia de los pueblos árabes. Editorial Ariel, S.A. 1996, Barcelona.
RUBIERA, M. J. La literatura árabe clásica. Ed. Universidad. 1996, Alicante.
[http://www.libreria-mundoarabe.com/Boletines/n%BA29%20Jul.05/Literatura%20Arabe%20Preislamica.htm] Una página web solamente sobre literatura preislámica, por Alif Nûn.
[http://bouftil.blogspot.com.es/2008_03_01_archive.html] Un blog muy interesante sobre literatura árabe, que abarca varias épocas y da información muy completa.