9.2.12

Reflexión teórica sobre la "Historia de la Alimentación".


Hoy, 9 de febrero de 2012, inauguramos el Marc "Blog", con el que pretendemos, tengais recursos entretenidos e interesantes. Como dato curioso, un 9 de febrero de 1990 comienzan las obras del derribo del Muro de Berlín. Fijaos si somos épicos. 

Como estudiantes de Historia, nos vemos abrumados ante la cantidad de corrientes historiográficas que podemos encontrar. Hoy en día, cuando dices que estudias Historia, la gente tiende a creer que sólo te dedicas a aprenderte nombres de monarcas importantes, pensadores de renombre, y fechas a tutiplén. Sin embargo, es sorprendente la complejidad de interpretaciones que ofrece la Historia.
Entre los días 27 de febrero y 1 de marzo se celebraron en Salamanca, en el año 1991 las Terceras Jornadas de Estudios Históricos sobre "Problemas de la Historia de Hoy", con la intención de dar nuevos enfoques a la figura del historiador. Massimo Montanari llamó la atención sobre la Historia de la Alimentación y la función que ofrecía dentro del oficio. Él daba su visión de historiador experimentado. Yo daré una opinión como alumna, es decir, desde el punto de vista de alguien que está empezando a entender la complejidad del asunto, limitada aún por un conocimiento sin desarrollar y por una capacidad de síntesis que deja mucho que desear. Aún así, allá vamos. 

Lo justo sería definir qué es eso de historia de la alimentación. 
Entendemos como “historia de la alimentación” el estudio de la propia evolución alimentaria y productiva que ha servido como sustento del ser humano a lo largo del tiempo. 
Hay muchas páginas web que se dedican a hablar de la evolución de los alimentos a lo largo del tiempo, e incluso que reconstruyen recetas de la Edad Media o la Edad Moderna. Se habla de "gastronomía típica", "platos típicos", "dulces nazaríes" y hasta "banquetes medievales" para atraer al turismo, no hay más que ver la popularidad que tienen los mercados medievales y las grandísimas incongruencias que podemos encontrarnos en ellos. Citando a un profesor de Historia Medieval de la UAM, Vicente Álvarez Palenzuela, que no cabía en sí de horror cuando se encontró "un tenderete medieval que servía pinchos de tortilla de patatas". 


Ventajas o aciertos. 

En palabras de Boudreau: "Para la ciencia exacta de los asuntos humanos un menú es más instructivo que una narración de hechos de guerra, un libro decocina más que una colección de actas diplomáticas, una estadística de alimentos más que un relato de intrigas de corte". Visto así parece un aspecto ventajosísimo del estudio de la Historia. 
Un autor, Paul Freedman, hace especial hincapié en el contacto de Oriente y Occidente a lo largo de la Edad Media y parte de la Edad Moderna, centrando su estudio en los alimentos, las especias y los perfumes que llegaron a Occidente y que resultan una muestra determinante de cómo estos dos bloques, el mundo cristiano por un lado y el mundo islámico por el otro (con la cantidad de matices que tienen uno y otro) no se encontraban replegados en sí mismos, sino en un continuo contacto a través del Mediterráneo y diferentes rutas comerciales. Visto así, la Historia de la Alimentación nos puede llevar a entender ciertas estructuras y comportamientos de una época determinada, sin los cuales la propia historia política se empobrece.
Lo cierto es que los alimentos están ligados de forma irreversible al ser humano y a su historia. Hace poco, en las clases de Prehistoria Antigua, el profesor, Francisco Blanco, añadía un  apartado sobre la alimentación de los grupos de homínidos y homos. No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que el propio cambio alimenticio va ligado a la evolución del hombre, y cuanto más complejo es el comportamiento humano, más complejos son sus alimentos.
La historia de la alimentación no solo se centra en platos o condimentos, también abarca productos agrícolas, ganaderos, y nos da una idea de qué se consumía y cuánto se consumía en una época determinada.

Se trata, además, de un estudio que va acompañado inequívocamente del Arte como instrumento, pues son muchos los bodegones, los retratos y los paisajes que nos dan una idea de lo que se comía en una época determinada. 

Inconvenientes y limitaciones. 

La Historia en general tiene limitaciones de por sí. Si contamos con que nos referimos a medidas de otras épocas con las que a veces no es fácil encontrar una equivalencia apropiada, a términos que pueden ser desconocidos, queda claro que la reconstrucción de la alimentación en la Historia siempre va a ser restringida e influenciada por nuestra propia época. Los estudios calóricos que se pueden hacer hoy en día y que podrían ser útiles para conocer más a fondo las sociedades anteriores, son muy complicados de registrar, por no hablar de la complicación que tienen platos y recetas, por ejemplo, de la Edad Moderna, por la cantidad de especias que contienen, como señala Freedman, y que hoy en día lo más probable es que no fuéramos capaces de soportar. Por otra parte, está el tema de la propia inclusión de la historia de la alimentación dentro del enfoque historiográfico ¿No son acaso importantes sus limitaciones? ¿Es tan esencial la historia de la alimentación como puede ser la historia bélica dentro del estudio historiográfico? ¿Podemos referirnos a una “corriente historiográfica” o ni siquiera la podemos incluir como tal? Los investigadores de la Historia de la Alimentación afirman que es imprescindible para la historiografía. Igual que hay quien se dedica a estudiar las armaduras y las fortalezas de una guerra determinada, ven necesario el estudio de la alimentación y la producción necesaria para la subsistencia de ese mismo ejército. En el siglo XXI la nutrición nos rodea en anuncios, revistas, periódicos…y tal vez eso nos hace verlo como un aspecto indivisible al ser humano, sin embargo, el hecho de que haya tantas limitaciones para saber cómo se alimentaba una familia campesina del siglo XIII, nos indica que ese aspecto no es un sencillo objeto de estudio, y que debemos andar con pies de plomo.


Como conclusión, me atrevo a afirmar que, si bien es lícito hablar de una Historia de la Alimentación, se debe hacer con cuidado y teniendo en cuenta los límites a los que estamos sujetos cuando nos referimos a ella. Puede servir como complemento a otro tipo de estudios, pero el hecho de saber cuántas arrobas de trigo son necesarias para mantener a una familia no nos va a dar una visión completa de la vida en una población humana en una época determinada, ni nos va a determinar la situación política y económica de esa población, aunque sí será de gran ayuda para entender cuáles eran las consecuencias de esa situación,  siempre complementando una información más determinante. Aunque siempre podemos sacar datos curiosos y de interés en este tipo de investigaciones. Pero ante todo, tened en cuenta que son este tipo de datos que luego no se utilizan en las discotecas para ligar, a no ser que nuestra víctima sea historiador, y sepamos que va a caer rendido a nuestros pies con la frase "Me sé el menú de la guarnición militar de Alfonso VIII de Castilla en la batalla de las Navas de Tolosa." 



Aurora González Artigao.
Estudiante de segundo curso de la Universidad Autónoma de Madrid. 
aur.gonzalez@estudiante.uam.es

Bibliografía.

MONTANARI, M; FERNÁNDEZ DE PINEDO, E.; DUMOULIN, M  y otros…Problemas actuales de la Historia, Terceras Jornadas de Estudios Históricos, Ed: Universidad de Salamanca. 1993

FREEDMAN, P. Lo que vino de Oriente. Ed: Universitat de Valencia, Valencia. 2010

Os dejo unas cuantas páginas web que, a mi parecer, son un tanto curiosas. 

http://www.arecetas.com/medievales/index.html
http://www.historiaviva.org/cocina/banquetes.shtml
http://www.bosquemingshu.com/druida/recetas/recetas.html
http://www.tendencias21.net/historia/Historia-y-contrahistoria-de-la-alimentacion_a7.html