1. PREÁMBULO.
Este ensayo acerca de la figura de Felipe González se debe a mi trabajo en la asigntura de Historia del Mundo Actual, la cual me impartió el Doctor Soto Carmona en la Universidad Autónoma de Madrid. La figura de Felipe González no es que sea de mis favoritas dentro de la historia Española del siglo XX, pero si tengo que valorar que fue el presidente que inició la democracia como sistema político asentado en nuestro país, y que ha sido el presidente que más años ha estado en el poder del estado mediante las hurnas. Por ello, quiero dedicar mi entrada semanal a este gran político que siempre se guió más por sus ideales que por los de su partido. Felipe González.
Para la realización de este ensayo he leído el libro del Doctor Soto Carmona "Felipe González, más reformista que socialdemócrata", de las ediciones Universidad Nacional de Educación a Distancia. Espero que les agrade.
2. INTRODUCCIÓN: LA TRANSICIÓN Y LA FIGURA DE FELIPE GONZÁLEZ.
España vivió durante casi cuarenta años una dictadura
militar personalista protagonizada por el general Francisco Franco Bahamonde. Fue después
de una guerra civil que desangró España cuando se instauró este régimen
totalitario de corte fascista en nuestro país. Un estado caracterizado por el
control social, por la falta de libertades, por el control de la economía y por
unas instituciones bien definidas que vertebraban el país. Fue con la muerte
del dictador Francisco Franco en 1975,
cuando su sucesor tomó cargo de jefe del estado, su majestad el rey Don
Juan Carlos I de Borbón. Este se propuso instaurar la democracia en nuestro
país. De la mano de Adolfo Suarez se
reformó el sistema de estado hasta conseguir una delicada democracia que sufrió
sus atentados como el del 23 de febrero. Pero legislatura a legislatura la
democracia se iba fortaleciendo. El primer presidente democrático fue Adolfo
Suarez, del partido de UCD, tras él, su mano derecha, Leopoldo Calvo Sotelo.
Con la caída de UCD y el ascenso de Alianza Popular en el Congreso se produjo
un cambio de gobierno hacia la izquierda. El PSOE ganó las elecciones generales
con la presidencia del sevillano Felipe González. El presidente socialista comenzó un programa
de reformas y de progreso enorme. Tuvo que hacer frente a huelgas
generales, a grandes crisis económicas, como
la del 92 y la del 96, a casos de
corrupción, al famoso caso GAL, al caso
Faisán y demás. Todo esto, además de una oposición feroz, fue el motivo de su
declive, ganando en las elecciones de 1996 el partido popular encabezado por
José María Aznar. Los gobiernos socialistas de Felipe González fueron los más
numerosos de toda la democracia. El
gobierno de Felipe González tuvo que hacer frente a una sociedad que demandaba
una política social muy grande, tras años de represión y de falta de libertades
y derechos se quería todo lo que en cuarenta años no se había dado. Se puso en
marcha una gran agenda, antes dicha, muy reformista. Las leyes de educación,
mejoras de las infraestructuras de transporte, la sanidad, un sistema económico liberal, enormes gastos
en ciencias e innovación, un ejemplo de
esta última fue la Expo del 92. En
política exterior fue gran defensor de una relación estrecha con Europa, con su
gobierno de produjo la permanencia de España en la OTAN, y en política antiterrorista se produjeron
negociaciones con ETA. Terminó en 1996 su etapa, desde 1982, fue presidente del
gobierno de España. No sería hasta 2004
que los socialistas volverían a la Moncloa, esta vez personificada en José Luis
Rodríguez Zapatero, que será presidente hasta el 2011.
3. Ideas Generales del Texto.
El
capítulo del libro Historia del Presente,
del doctor en Historia Contemporánea y catedrático de Historia en la
Universidad Autónoma de Madrid, Alvaro Soto Carmona, “Felipe González, mas reformista que socialdemócrata“ habla
de la figura de Felipe González en su papel como jefe del gobierno de España
durante los primeros años de la joven democracia española. Tratando a un Felipe
González con aspiraciones más reformistas y de progreso que con ideas socialistas pragmáticas del partido al que
representaba.
La
transición fue un hecho histórico que algunos califican como un acto revolucionario,
otros inciden en que fue una evolución progresiva de un sistema totalitario a
un sistema democrático, y otros lo llaman,
y es de un tinte muy español, la ruptura del antiguo franquismo. Pero el asentamiento de la democracia en
España fue un proceso muy difícil y complicado, supuso una reforma total del
sistema del estado y esto no fue posible solo a una reforma política, sino
también a una reforma social. La clase
política tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos, y la clase social, una
sociedad que demandaba una libertad negada en casi cuarenta años, pero que
convivía con otra parte de la sociedad que miraba con melancolía y nostalgia lo
que el tiempo se llevaba. Muchos personajes de la política que pasaron de
márgenes franquistas a democráticos, es el caso de la figura del recientemente
fallecido Manuel Fraga Iribarne. Este cambio de mentalidad, esa apertura al
nuevo sistema y la concepción de progreso en nuestro país fue clave para
entender como se sentaron las bases de nuestro sistema político actual.
Los
partidos políticos tuvieron que
renovarse también. En estas líneas tenemos que hablar de la creación de
nuevo partidos como UCD, el partido de Adolfo Suarez que se proclamo voz del
centro democrático español. Su discurso moderado y el miedo que la nueva
sociedad democrática tenía a los extremos políticos, además de que en una
sociedad sin una cultura política asentada se tiende a votar a la personalidad
y carisma del político y poco a sus ideas, le hicieron ganador de las primeras
elecciones democráticas de la historia reciente de nuestro país. Pero es el
PSOE el partido político que ha de llamar nuestra atención durante este
análisis. El partido de Pablo Iglesias había venido sufriendo transformaciones
a lo largo del franquismo y con la llegada de la transición el cambio fue
enorme.
La
acción del partido fue bilateral, con una acción interior y otra exterior a
nuestro país. Sería con el congreso de Suresnes
que se produciría la renovación del PSOE. Pero no solo en organización,
dado que se restableció de nuevo el sistema tradicional de secretaría General
del Partido, sino que también se empezó a definir una planificación y visión
política más renovada. Todo ello con el afán de acercarse cada vez más a la
realidad política española. Es aquí
donde entra la figura de nuestro hombre, Felipe González. A raíz de este
congreso del PSOE fue nombrado Secretario General, en torno a su persona se
empezará a articular un nuevo Partido Socialista con unos proyectos y
estrategias distintas a las que se habían venido dando con anterioridad. Pero
Felipe González no fue el único político que podía haber ocupado la dirección
del PSOE, es más, según el propio González llegó al cargo por “exclusión“ . El
otro personaje que se vaticinaba para el cargo era el secretario de UGT,
Nicolás Redondo.
El
ideal que se alcanzo en el congreso de Suresnes era el de transformar el
sistema español, de un sistema capitalista y la sociedad capitalista, a una
socialista mediante la cesión del poder político y económico al
trabajador. Estos cambios en el partido,
seguidos también de cambios estructurales e ideológicos como el abandono del
marxismo y de los ideales radicales que
hasta entonces habían sido un rasgo característico del partido, supusieron
también algunos desencuentros con propios militantes y simpatizantes del PSOE. Estos hechos
también supusieron el alejamiento del PSOE del PCE. Estos cambios harían que en 1979 el material que movía a Felipe González para
hacer política se alejaba de los idearios tradicionales del Socialismo por unos reformitas y modernizadores.
Su
espíritu regenerador, cargado de ideas de progreso y con un discurso nada
radical que propugnaba el avance de la sociedad española a unos horizontes de
progreso y bienestar social le hicieron imponerse como el líder indiscutible
dentro de su partido y dentro de la política del momento. En 1982 Felipe
González se hace con una arrolladora victoria con 202 diputados en el congreso y
con el manejo de la acción parlamentaria. La llegada a la Moncloa de González
su pondría un hito en la historia democrática.
Con la llegada de Felipe González al gobierno se emprendió una enorme
tarea de reformas del sistema social, político y económico. Sus 202 diputados
en la cámara, la caída de UCD, el apoyo parcial de IU a sus reformas y la gran
crisis de la derecha española, hablamos
del partido de Fraga, Alianza Popular, le dieron plenos poderes para llevar a cabo
una gran tarea de gobierno. Solo será
hasta 1993 cuando el desgaste de mas de una década de gobierno empezarán a
pasar factura mostrándoles una merma en su electorado y teniendo que pactar con
los nacionalistas catalanes, CIU, para poder formar gobierno. El hecho de que
pactara con CIU y no con IU era un modo de no tender demasiado a la izquierda e
intentar permanece en el centro de la izquierda mas reformista. Será en 1996 cuando CIU se oponga a los
presupuestos Generales del Estado y González se vea obligado a convocar unas
elecciones que ganaría, después de 16 años de gobierno socialista, el Partido
Popular de José María Aznar.
El
hecho de que en 1982 el PSOE ganase las elecciones generales fue concebido para
muchos como un auténtico hito histórico. Felipe González siempre dijo que él iba a
encabezar un gobierno de modernización, de cambio, de reformas y progreso. Es
cierto que muchas de las acciones que llevó a cabo no estuvieron marcadas por
la ideología del partido Socialista, sino por el afán de reformar el estado. El
siempre dijo que el gobernaría por si mismo, y no bajo las líneas estrictas de
su partido. “Se gobernará desde Moncloa y no desde Ferraz“. Desde su mensaje regenerador, hasta sus
nuevas formas de hacer política, Felipe González encaminó su acción de gobierno
a cambiar el país. Desde Moncloa se llevaron a cabo varias líneas de actuación
gubernamental, los tres ejes cardinales del gobierno de González serían: El
Progreso, la Unidad Nacional y la Paz Social.
Dejaremos
el progreso para el final, dado que es donde más se muestra la acción
arrolladora de las reformas modernizadoras del estado por Felipe González y su
gobierno. La idea de paz social la tenía muy en mente nuestro sevillano.
Estudiando la historia sabía que la democracia y los sistemas de gobierno democráticos tenían que mantener
una perfecta paz social. Por ello se propuso un objetivo el mantenerla y
preservarla, se veía esta como un deber del estado, no solo para si, si no para
la ciudadanía en su conjunto. Todo ello alejado de la cruenta represión que se
había dado años atrás con el régimen Franquista. Una serie de leyes reformaron
el sistema de seguridad pública. La reforma del sistema penitenciario fue una
de las más importantes. Algunas de las medidas de este campo fracasaron, pero
se supo rectificar a tiempo.
Precisamente es esa capacidad de aceptación del error cometido y la
rectificación lo que hizo valiosa y de ejemplo la acción gubernamental.
La
idea de Unidad nacional se hace patente en los grandes acuerdos que el gobierno
de Felipe González realizaba con los distintos partidos políticos. Era
consciente que alcanzar un consenso llevaría a un estado más democrático además
de asegurar la gobernabilidad. Acuerdos con el PP y con UCD fueron decisivos
dentro de algunas materias que el gobierno impulsó. Dentro de estas podemos
citar el estado de las Autonomías o la reforma del sistema de Justicia, algo
que le valió de grandes críticas al politizar en exceso el sistema
judicial y deshonrarlo. Los conflictos
con las nacionalidades históricas se sucedían en un ambiente caracterizado por
el inicio del estado autonómico. Pero es
sin duda su línea de progreso la más importante de todas. Desde que ganó las elecciones Felipe González
tuvo en mente reformar el estado, pero se forma autónoma siempre dijo, no
estaría atado a su partido. Esto le valió mas de un desencuentro con actores
afines al PSOE como UGT, la cual apoyó manifestaciones por acciones del
gobierno de González. El gobierno impulsó medidas muy innovadoras y modernizadoras
del sistema de enseñanza, de la calidad de esta y de su organización y la modernización y calidad de las
universidades y del docente. Reformó el sistema de Salud, creando el Sistema
nacional de Salud y asentando la seguridad social. Afirmó el derecho a habeas Corpus y la defensa
jurídica del acusado y detenido. E
intentó igualar al hombre y la mujer, una línea de actuación brillante que
llevó a la creación del Instituto de la Mujer. También redujo la desigualdad
social, en algunos casos con medidas fiscales. Y lo que le costó el
desencuentro con UGT, su reforma del sistema de pensiones, que el tiempo le
daría después la razón al socialista. Una gran agenda en la que se puede ver como el
título de este capítulo es bien cierto, Felipe González era un reformista, que
miraba a la reforma sin estar sujeto a
su partido, a sus compañeros de ideología
y sin sentirse cohibido ante las miradas amenazadoras de la UGT y
organizaciones afines.
Los
gobiernos socialistas de Felipe González si fueron acusados y vistos en algunas
circunstancias como un gobierno, un partido,
que buscaba una teoría totalmente democrática, pero en la práctica, un
manejo absoluto del poder legislativo, y además con su medida de la
politización del Consejo general del poder judicial, visto aun peor. Pero todo
tenía su por qué. Felipe González pensaba que para la plena y buena
gobernabilidad del país tenía que haber lo que el llamaba “Gobiernos fuertes“,
pero, ¿Qué eran los gobiernos fuertes?. Cuando el secretario de los socialista
hablaba de gobiernos fuertes se refería a que tuviera la mayoría absoluta del
parlamento para no tener que pactar con las demás fuerzas políticas y para que
su programa de gobierno pudiera realizarse sin tener que depender de los demás
partidos y sus propios intereses. Esta intención de querer gobernar con grandes
mayorías para evitar pactos no era muy bien vista por algunos sectores
sociales, pero no podemos negar que la idea es totalmente cierta, cuanto mayor
es el respaldo de un partido en las cámaras, más fácil es la tarea de gobierno
y más fácil es gobernar. A todo esto se le sumo que legislatura por
legislatura, Felipe González iba teniendo cada vez más poder dentro y fuera de
su partido, llego un momento en el que ya no escuchaba consejos de nadie, solo
hacia lo que el pensaba correcto. Esto se ve por ejemplo a la hora de la
elección de ministros, antes de dejaba aconsejar, ahora ya solo seguía sus
propias líneas.
En
cuanto a la política exterior de los gobiernos de Felipe González tenemos que
mencionar que era una política totalmente Felipista, es decir, era Felipe
González el máximo arquitecto de la política exterior. Dentro del análisis de este apartado no podemos dejar de
nombrar los desencuentros que tuvo el sevillano con la OTAN. En un
principio como bien es sabido fue el gobierno de Felipe González el que se
opuso claramente a la entrado de España en la OTAN, y fue objeto de gran
crítica hacia su sucesor en el gobierno, Calvo-Sotelo. Pero veremos con el presidente cambiaría poco
a poco su discurso para volverse amigo de la permanencia de España en la
OTAN, cosa que gran mayoría de sus ministros y fuerzas
políticas apoyaban. Tuvo entonces que volver a convencer a los ciudadanos de lo
que años antes él había estado criticando, para que en el referéndum que se
realizó en 1986 se dijera “SI“ a la
OTAN. Tras los esfuerzos, criticas por parte de su partido, de los sindicatos,
e intensos debates en el congreso, se
puso fin al problema de la OTAN.
Otro
de los grandes casos a los que el presidente socialista tuvo que hacer frente
fue el de los GAL. Fue un auténtico escándalo que salpicó de lleno al gobierno
y al partido socialista, pero del que Felipe González quiso alejarse lo máximo
posible. Todo un Ministerio del Interior realizando practicas muy sospechosas contra
detenidos, desapariciones, torturas, discrepancias con los sindicatos
policiales, desapariciones, problemas y irregularidades judiciales,
escuchas y espionaje a los partidos políticos de la oposición. Todo un
entramado del gobierno que supuso una de las grandes vías de desgaste del mismo
por parte de la oposición conservadora. Los GAL fueron un recurso utilizado por el
gobierno socialista, llamada por el mismo presidente como “Terrorismo de
respuesta“. Fueron mecanismos de la transición con los que se intentaba dar
golpes profundos a ETA, con practicas
ilegales, que incluían desde secuestros hasta torturas. Los GAL querían
desaparecer todo apoyo que tuviera ETA en el País vasco y en el sur de Francia,
mediante un sistema de “guerra sucia“. Desde la gran disputa con el
nombramiento de Barrionuevo, se produjeron actuaciones muy alejadas de la
legalidad y de las normas de la moral, que se zanjarían con la sentencia condenatoria del mismo ex
Ministro y de grandes cargos del Ministerio
del Interior. No podemos obviar el hecho, como bien dice en su libro el doctor
Soto Carmona, que este mecanismo gubernamental fue una legitimación en parte de
las actuaciones de ETA, dado que también era el estado el que utilizaba ese
tipo de practicas ilegales y fuera de la conciencia y de la idea de bien,
además de un duro golpe al estado de derecho.
Para
terminar analicemos las políticas laborales y el caso de Nicolás Redondo dentro
del PSOE y de la UGT. Como bien sabemos fue un personaje esencial en la
historia del PSOE moderno y de su formulación como primera fuerza de la
izquierda, además de ser también clave en las políticas laborales y sociales
del gobierno socialista. El hecho de que Nicolás Redondo dejase vía libre a
Felipe González fue algo que con el tiempo sería agradecido por todos los
socialistas, dado que se fue forjando un PSOE fuerte que se mantendría como la
primera fuerza política de la izquierda española. Con Felipe González a la cabeza del gobierno
de España a partir de 1982 y con Nicolás Redondo al frente de UGT, se empezó a
perfilar una política laboral y social que marcaría los años de gobierno
socialista. Desde hacía ya tiempo Nicolás Redondo veía como el PSOE se iba
distanciando poco a poco de las ideas de la UGT, su brazo de masas por
excelencia, y era un tema que a Felipe González también preocupaba. Las
primeras irregularidades venían por las listas que elaboró el PSOE andaluz para
las elecciones del año 82, donde se incluían lideres de UGT. Pero en la primera
legislatura socialista se volvieron a restablecer las relaciones y la buena
comunicación con el gobierno, puesto que las políticas sociales y de empleo
dieron grandes avances. Las reformas laborales en las que se fijaba por ejemplo
los treinta días de vacaciones o las políticas de desempleo, así como la
reducción de la jornada laboral hacían de un doble triunfo las medidas del
gobierno, un triunfo sindicalista y gubernamental. Pero esa relación de buena comunicación y de
fluidez de ideas no sería pasa siempre, se empezó a deteriorar cuando la
política de Felipe González comenzó a girar en torno a políticas que no
gustaban en exceso a la UGT. Cuando en
1984 el gobierno reformó el estatuto de los trabajadores realizando una flexibilidad
laboral, la UGT entró en cólera. Fue para ellos un gran retroceso en materia
laboral dado que a pensar del gran sindicato las relaciones de trabajo ahora
serían manejadas por los empresarios y por lo que llamaban “poderosos“. Ya en 1986 se produjo otro nuevo desencuentro
por el sistema de pensiones, el gobierno
y el sindicato no se entendían con mucha claridad y esto llevó a que lideres
como José Luis Concuerda abandonasen la UGT.
4. Valoración y
Juicio Personal.
En
el capítulo podemos ver como el doctor Soto Carmona nos expone de forma bastante
clara la situación en España tras la caída de la dictadura y como se afronta la
nueva situación democrática y la
configuración de un escenario totalmente nuevo para la política española, pero
ahondando en la historia socialista y en la figura de Felipe González. El capítulo no deja de ser un genial estudio
acerca de la historia de uno de los grandes partidos políticos de nuestro país,
mostrando su evolución histórica desde la transición hasta el final del
gobierno de Felipe González. Hemos de decir que este capítulo nos ha enseñado
muchas cosas acerca del papel del PSOE durante la transición y el establecimiento de la democracia, y
sobretodo, de cómo fue la política de los primeros gobiernos socialistas.
Nosotros desconocíamos de una manera bastante grande esa parte de la historia
reciente de nuestro país, nuestro conocimiento era bastante reducido, pero
hemos sabido valorar la figura de Felipe González en su contexto, y la del
PSOE. La tesis del capítulo va en la línea de que Felipe González no fue
siempre el candidato del PSOE a la presidencia del gobierno, se habla de una
gran tensión en la cúpula socialista,
con la imagen de Nicolás Redondo, figura muy importante en la historia
del Partido Socialista. Otra de las grandes ideas es, sin duda, que la política
del presidente González era, pasa nuestra sorpresa, una política bastante
personalista, se ve claramente cómo es él, el que toma las decisiones, él es el
que dirige la política bajo sus ideales
y sus criterios propios, y no dejándose llevar por su partido, con el cual en
muchas ocasiones chocó por este mismo motivo. Jamás hubiéramos pensando que
Felipe González hubiera sido tan personalista en su política, se tiende a
pensar que los políticos siempre siguen las líneas maestras de su partido, pero
Felipe Gonzáles en muchos casos las omitió de lleno. El era reformista y seguía
su criterio propio para alcanzar la modernidad del estado.
El ocaso del PSOE en el gobierno de España se analiza
de un modo brillante. Las políticas de González empezaron a decaer, los grandes
casos de corrupción del gobierno, las
crisis económicas y su mal gestión, además de los escándalos políticos, fueron una serie de elementos que iban
desgastando poco a poco el gobierno, sin olvidar de la oposición feroz que el
nuevo presidente del PP, José María Aznar, estaba llevando a cabo. Esta caída
desde lo más alto es mostrada en el capítulo y es bien analizada. Se muestra al
principio a un Felipe González presidente de España, que posee todo el poder
del ejecutivo y del legislativo, y se llega a ver como una persona con un poder
enorme y que nadie se lo puede arrebatar, por ello muchas de sus políticas eran
de modo personalista, pero ve acabado su mandato por el gran desgaste y por la
aparición de un partido que si podía hacerle competencia, el redescubrimiento
de la derecha moderna del Partido Popular de Aznar. En sí el título elegido es
el idóneo, dado que es cierto que Felipe González se guió más por su criterio propio
que por su partido, y siempre dijo que lo que quería para España era el
progreso, era dar pasos hacía delante, la reforma del estado. El siempre fue,
un Felipe González, más reformista que socialdemócrata.
Héctor Linares González.
Estudiante del Grado en Historia
Universidad Autónoma de Madrid.
Curso 2011/2012.
Hector.linares@estudiante.uam.es